En vísperas de su retiro y en medio de un mar repleto de películas y universos de superhéroes, Quentin Tarantino nos trae un film fresco y cargado de referencias al viejo Hollywood.
La película es una mezcla de géneros (western, comedia, thriller, musical, gore, etc.), donde bajo el contexto de la tragedia de los Manson y Sharon Tate, relata las idas y venidas de Rick Dalton (Leonardo DiCaprio), un actor de cierto renombre que se encuentra en el ocaso de su carrera, y Cliff Booth (Brad Pitt), un héroe de guerra que corre la misma suerte que el actor, dado que es su doble de riesgo.
Había una vez en Hollywood, posee una fórmula de desarrollo bastante inusual y puede dejar a algunos espectadores totalmente desamparados, pues lo tradicional, principio, desarrollo, nudo y desenlace no existe. Y es que, lo que Taratino quizás intentó mostrar es el lado más humano de la vida e un actor en pleno final de la década de los sesenta, luchando contra el tiempo y las nuevas exigencias y cambios en la industria cinematográfica, que cada vez menos requerían de su tipo de interpretaciones.
El film es en si una situación de vida, en medio de un contexto histórico. Las escenas acontecen sin tener una meta, propósito o final. Al salir de la sala, el espectador obligatoriamente deberá analizar que es lo que acaba de ver, por qué vio lo que vio y resumir todo a la pregunta, ¿disfruté este rato o no?. La película no está concebida para entregar todas las respuestas en bandeja, todo su contenido requiere, para un goce completo, tener cierta información sobre determinados hechos.
Es un viaje en el tiempo de casi tres horas de duración. Letreros de neón, hippies, los viejos estudios de Hollywood donde se filmaban westerns, fiestas en la Mansión Playboy, autocines, la linea de aerolíneas Pan Am, autos descapotables, nazis, Bruce Lee, y el clan Manson acechando las viviendas de los famosos.
El arriesgado plan de Quentin Tarantino JAMÁS habría funcionado de no ser por el enorme aporte de Leonardo DiCaprio y Brad Pitt. Gracias a ellos cada situación, sin princpio ni final, que conforman la película se torna agradable y divertida, y en esos momentos, hace olvidar que nos estamos metiendo en un terreno desconocido. La película además está adornada en papeles más medianos y chicos con actores de enorme calibre y performances, Al Pacino, Dakota Fanning, Michael Madson, Bruce Dern, Damon Herriman, Kurt Russell, Emilie Hirsch y Margot Robbie. Este último papel, quizás es el único punto negativo a señalar. La cuestión no es Robbie. Ella hace su trabajo de manera excelente, el personaje de Sharon Tate le queda sobrado, pero hay escenas y tiempo de pantalla que pasamos con ella que no hace un aporte alguno a la película, más allá de que quizás el director trató de representar el mismo tratamiento que hacían con las actrices en filmes de aquellos tiempos, "la linda de poca utilidad". Se siente como si uno sacara esas escenas, el largometraje podria funcionar igual, y solo bastaría con mencionarla en el punto en el que se necesita la llegada de los Manson para la tarantinesca y sin desperdicio escena final.
La película ya ha recibido numerosos golpes por parte de familiares de famosos, agrupaciones feministas, detractores, defensores de movimientos hippies, etc, pero no hay que olvidarse que la película es una parodia, fotocopia y homenaje completo a elementos de aquella época, sin dudas el objetivo no era ofender ninguna sensibilidad.
En definitiva, es una película caleidoscópica, divertida, cambiante, que con un presupuesto de unos 100 millones de dólares, y el aporte de carisma de sus intérpretes, además de los múltiples cameos y referencias hollywoodenses, la convierten en puro placer cinéfilo y una carta de amor de Tarantino a la historia del séptimo arte.
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